top of page

Al comienzo sólo había oscuridad

Después de algunos proyectos fallidos, el plantearnos hacer un único cortometraje entre todo el grupo pareció la mejor idea. Para ese entonces ya sabíamos las muchas complicaciones que puede tener cualquier proyecto, y confiamos en que siete cabezas y catorce manos trabajarían mejor que una. Decidimos también que, como una forma de generar un proyecto grupal en todo el sentido de la palabra, lo mejor era escribir un guión con ideas de todos. Fue una linda y complicada experiencia, pero el resultado de ésta escritura grupal, contrario a lo que podéis pensar, no fue el guión de Desde la ventana. En su lugar, y al mejor estilo del Doctor Frankeinstein, fuimos partícipes de la creación de un guión cómico-surrealista y que trataba temas tan complejos como el tiempo, el espacio y la búsqueda de la felicidad; al que llamamos T.O.C. Cuando nos dijeron que nuestro guión era irrealizable y que la escuela no nos iba a apoyar en la gestación de este “monstruo”, la moral del grupo tuvo un traspiés.  Pero, como dicen por ahí, “cuando se cierra una puerta se abre una ventana”, y aunque este guión no terminó convirtiéndose en un cortometraje, generar una dinámica grupal que buscaba sacar lo mejor de cada uno nos permitió crear el ambiente propicio para que un guión más preparado pudiera florecer. Tal vez lo único que se necesitaba era un poco de luz.

En la habitación de al lado.

Es difícil saber si son las personas las que encuentran las historias o son las historias las que encuentran a sus narradores. Lo cierto es que hay personas buscando historias que contar y hay historias que están esperando ser contadas. La nuestra esperaba en una ventana y tenía forma de mono de peluche. La encontró  Clara, que de camino a su casa la veía todas las noches mirando al cielo. Fue desde esa ventana por donde entró la luz que necesitaba nuestro proyecto. Clara adoptó esta historia y le dio su primera forma en un guión llamado En la habitación de al lado, y con gran generosidad, y esperando que la historia que había encontrado pudiera llegar a ver la luz, la compartió con todo el grupo, y así pasó a formar parte de nuestra familia. También entraron a nuestras vidas una niña llamada Violeta, que llevaba a todas partes su mono de peluche, y una abuela llamada Rosa.

La luz y la ternura que emanaba este guión calentó nuestra imaginación y nuestras ganas de hacerlo crecer. Basándonos en la historia que Clara había imaginado a partir de la presencia del mono que miraba al cielo, la historia fue adquiriendo nuevos detalles, y sus personajes poco a poco desarrollaron su personalidad y su alma. Las siete cabezas pronto comenzaron a trabajar, y el guión se fue transformando una y otra vez, procurando siempre que nuestras ideas y propuestas engrandecieran y aportaran para que la historia fuera más fuerte, más clara y poderosa.

Desde la ventana

bottom of page